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Se ha hecho mucho ruido con la participación de la Selección Peruana de Futbol y su calificación, después de 35 años de hacerlo, a una Copa del Mundo. Pero hace dos años, en los Juegos Olímpicos de Río, una gimnasta hizo historia dentro del deporte inca.

Ariana Orrego nació en 1998 en Lima, casi con el nuevo milenio, y a los 15 años eligió mudarse de su ciudad natal. La decisión fue complicada pero el motivo principal fue su pasión, la gimnasia. En 2013 ya era la tercer mejor gimnasta juvenil de Sudamérica. Por sus méritos, el entrenador argentino Gustavo Moure la invitó a entrenar al Excalibur Gymnastics ubicado en Virginia, Estados Unidos.

Ahí fue cuando adaptó una mejor dinámica para sus entrenamientos. Se inscribió al homeschooling, un sistema de educación a distancia que le permitió tener dos jornadas diarias de práctica y por ende más horas de gimnasio, lo que desembocó en mejores resultados y lograr la calificación histórica para Perú.

Llegó a Río con cara de niña y con el peso de un país en la espalda, a su corta edad ya era la máxima representante de la gimnasia peruana. Y aunque en la justa olímpica no logró clasificarse a la ronda de semifinales regresó a Sudamérica con un puntaje de 51.798 y un decoroso lugar 37.

Tras su participación en Río, Ariana declaró: “Me siento muy feliz de haber podido representar al Perú y haber cumplido mi sueño y hacer historia en la gimnasia peruana. Pude completar mis rutinas muy bien a excepción de las barras que tuve un error pero que igual la pude terminar bien, y en el resto mejoré todos mis puntajes y me siento muy feliz por eso”.

Para premiar su histórica participación, en Perú se realizó un torneo con su nombre, el Ariana Orrego Gymnastics Cup 2017. Además de ser la Embajadora Deportiva de los XVIII Juegos Panamericanos de Perú 2019.

No cabe duda que en los recientes años el deporte peruano está retomando el nivel que merece.